Adopta una mascota.

Una de las decisiones que más alegría me ha traído y que resulto muy enriquecedora es la de adoptar una mascota. Insisto y remarco, ADOPTAR.  Permítame explicarme...

A los pocos días de que nací, mi madrina me regaló una Cocker Spaniel. Así que crecí junto a la "Linda", mi compañerita. Vivió 15 años,  así que recorrió un largo trecho de mi camino a mi lado. Antes de que ella muriera y después, siempre hubo más perros en casa de mis papás. Usualmente eran perros grandes, como Pastor, Colie, San Bernardo, Gran Danés. Me acostumbré a vivir con ellos y disfruté mucho al lado de estos formidables amigos caninos.

Cuando me casé no podía tener mascota por mi esposa, que no estaba acostumbrada; menos aún, por convivir en un espacio pequeño con una mascota. Pero el destino me acerco una compañerita nueva. Los vecinos tenían una cachorrita de Poodle (French Poodle, Caniche) que tenían abandonada en el techo de su casa. No tenía sombra ni forma de abrigarse cuando la lluvia y el frío extremo llegaban. Normalmente le daban poca comida y a veces ni agua para beber tenía.

El techo daba a mi patio, donde veía que la perrita quería jugar y además sufría por falta de cuidados, afecto y comida. Finalmente hablé con el vecino, que al no quererla accedió a regalarla. Paso en casa poco tiempo antes de ganarse a pulso el cariño de mi esposa y el mío. Así llegó a casa y llegó para quedarse.

Es una mascota cariñosa y gran compañera. Me brinda siempre alegría e invariablemente me espera cerca de la puerta, por las noches, hasta que yo llego a casa.

Quiero compartir la experiencia para invitarlos a adoptar mascotas. Aunque la adaptación toma su tiempo, los pequeños amiguitos siempre agradecerán todo el afecto que reciben en su nuevo hogar.

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