Transmutación.

Dicen en la alquimia que cuando logras transmutar la materia ya eres un maestro. Así transformarte a ti mismo requiere bastante "magia". 

Cuando decidí comenzar a entrenar para un maratón nunca me imaginé los profundos cambios que llevaría el proceso. Pero todos son para bien, aunque finalmente son cambios y tanto tu como los que te rodean se van a resistir. 



Entrando al tema... Ir de ser una persona sedentaria a un finisher (no me considero maratonista aún) ha requerido más que sólo ganas. En el camino he cambiado mis hábitos en general, especialmente comida y sueño, mi peso - talla, mi actitud a la vida, he ido formando una disciplina y mis pensamientos se transforman. Incluso, la forma en que atacas un problema laboral es diferente. 

Ahora, difícilmente acepto una negativa, pues sé que todo se puede lograr; que los obstáculos  se doblan con decisión, constancia e inteligencia. Todo comenzó con el primer paso. Aún no soy quien quiero ser, pero voy para allá. 

Lo que reafirma también el primer hábito de S. Covey: todo inicia con un fin en mente. Te planteas terminar un maratón y luego trazas la ruta, marchas y sobre el andar corriges rumbo cuando lo requieres. 

A veces los más cercanos a ti son los que más se resisten al cambio ; no dejes que te afecte, es parte de la inercia humana. Y es normal que no quieran hacer, o que hagas, sacrificios. Quisieran que estés con ellos en la fiesta, en lugar de que estés corriendo, por ejemplo. Ojalá lo entiendan pronto y te apoyen. Recuerda también que tu estás primero en tu escala de prioridades, aún sobre tus hijos, esposa o familiares; y es que si no te cuidas a ti, nadie lo hará. 

Dedicar tiempo a la planeación y documarte es básico. Lee, pregunta, entrevista... Requieres toda la información para acercarte mejor al objetivo. 

En cuanto a la meta: es el final del camino, pero lo que te transforma es el proceso. Igual que la felicidad... Está en el camino, no es la meta. 

Pues, me voy a correr... andiamo!

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