Estoy a punto de afrontar el reto físico (también mental, pero en menor medida) más fuerte en mi vida. Quisiera poder dormir bien y desde temprano, pero no estoy seguro que los nervios me dejen.
Mañana en la madrugada salgo a una carrera ultra trail en el Pico de Orizaba. Son más de 60 kilómetros, con un ascenso de más de 2,200m. Hay nieve en el punto más alto y el pronóstico del clima es desalentador: se espera mucho frío (cerca de 0C) y al menos 10mm de lluvia.
Mi equipo ya está listo y completo: mochila, bolsa de agua, cilindro para más agua, bastones, lámpara, baterías, cables, bolsas estanco, audífonos, impermeable, buffs, navaja, y no sé qué más. Revise el botiquín ayer, y las pastillas de electrolitos están en el paquete. De comida, llevo casi 2,000KCal: barras de amaranto, barras de cereal, cacao 70%, gomitas, fruta. Resumiendo, mi sable está afilado, mi fusil limpio y cargado.
En cuanto a preparación física, he procurado apegarme a mi plan de entrenamiento y por su lado, a la nutrición que me lleva la Dra. Alejandra Hernández. Aunque siempre pudiste haber hecho algo más, no estoy mal del todo.
Tengo los planos y mapas de la zona, los he estudiado y tengo una idea del terreno; aunque nunca he estado allí.
A pesar de que he preparado mi cuerpo y mente para el evento siempre la incertidumbre te rodea y tortura. Ya sé que vive un general la noche previa a la batalla.
Nuevamente, no voy por un tiempo o lugar en especial, pero sí para ir más lejos de lo que he llegado hasta ahora. Espero poder retornar victorioso para continuar compartiendo la experiencia.
Nos vemos pronto...
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