En la madrugada
del 19 de Marzo me desperté y me preparé para salir. Aún no eran las 5 de la
mañana cuando salí del hotel, me entregaron en la puerta el sándwich que les
había pedido y un poco de fruta. Del hotel a Coscomatepec son unos 7 minutos en
coche; de Coscomatepec a Excola otros 40 minutos más; y en Excola me estacioné
tan cerca de la salida como pude. Allí estaban los organizadores ya preparando
todo los últimos detalles. En el camino se me unieron y siguieron, pues creían
que yo sí conocía el camino, un par de carros y nos saludamos fraternalmente
todos los corredores que llegábamos. Estaba muy fresco, pero soportable. Había decidido cambiarme la playera por una
más abrigadora y allí en la calle, sin pudor, me puse la otra de manga larga y
con refractante de aluminio para conservar el calor mejor. En la salida ya había
otro grupo de corredores.
Parte de los Organizadores, Corredores Nocturnos. |
La noche del 18
había conocido a un grupo de corredores durante la reunión informativa y me los
encontré allí. Todos pasamos por la revisión rutinaria de equipo reglamentario;
a mi me regresaron pues había decidido dejar mi manta térmica en la camioneta,
por lo que fue por ella y la metí a mi mochila. La mochila con agua (3L),
comida y todo el equipo pesaba 9Kg.
A las 6 en punto
detonaron la salva que marcó el arranque del grupo que corríamos 60km. Éramos
poco menos de 100 personas. Me impresionó como la gente del pueblito había
salido a ver el espectáculo de esa panda de locos haciendo su hazaña personal;
muchos niños estaban junto al camino observando con alegría.
Acantilados |
Casi todos prendimos la linterna que portábamos pues no había
salido el sol aún y el camino, aún en el exterior del pueblo, ya no era
regular. Creo que salí demasiado rápido pues iba en la primera mitad del grupo
de arranque. En la primera cuesta, antes de terminar el primer kilómetro me esforcé
por seguir el paso de los demás. En la parte superior, me comenzaron a rebasar
algunos que habían sido más conservadores en la salida.
Como en toda
carrera, después del arranque inicial y unos kilómetros se comenzaron a formar
grupos que van a un paso semejante; éramos dos, Paco y yo. Luego, unas chicas
se habían perdido en una curva y se unieron; una pareja, de Córdoba, a los
minutos también se unieron. Cuando el
sol asomaba, ya habíamos cruzado un par de riachuelos y pasado algunas
comunidades pequeñas.
Luego, en los
asensos, comencé a sentir la presión en las piernas. Antes de llegar al primer
punto de control ya acumulaba unos 500m de ascenso. El punto de control tenía
comida: pan dulce (de leña y delicioso), naranjas y plátanos, papa hervida con
sal (una delicia, me encantaron), agua y café. Continuamos y en el segundo
punto de control había muchos niños observando pues estaba dentro de un pueblo
mediano. Allí encontramos excelente avituallamiento igual que en el anterior,
pero además suero Electrolit. Allí ya eran casi las 11.00hrs.
El grupo aún seguía
más o menos cerca unos de otros, pero ya comenzaba a “abrirse”. Para cuando
llegué al tercer punto de control, se había adelantado las chicas y Paco. Yo me
quedé metros atrás de Silvia y Tomás (la pareja de Córdoba, del club Huilango).
En ese punto, creo que mi grupo era de
los últimos dentro de todos los corredores. Yo ya tenía fatiga en mis piernas,
con más de 1000m de ascenso. En ese
punto, había patrullas de policía que estaban cerrando el camino a vehículos,
pues en ese tramo y hasta el cuarto punto el trayecto era sobre una terracería.
No permitían el paso para resguardar a los corredores.
También a partir
de ese punto había un par de paramédicos que andando sobre moto nos acompañaron
y supervisaron. Cuando llegué al cuarto punto de control ya había pasado Silvia
y Tomás, unos 5 minutos adelante que yo. El jefe del punto de control avisó que
yo, el último en ese tramo, ya había llegado. Le indicaron que me detuvieran y
esperara. Un par de minutos, mientras comía papas y tomaba café, y le avisan
por radio que me tendrían que regresar y que tenían que ir a alcanzar a los
cordobeses. Así que uno de los paramédicos salió a alcanzar a Tomás y Silvia.
Comenzaba el clima a cambiar. |
Allí ya estaba
sobre los 3,500m snm y acumulaba casi 1,800m de ascenso. Desde los 2,900msnm yo
había reducido mi marcha hasta un paso de 12 a 14min /km. Me había detenido ya
un par de ocasiones. La altura me estaba pegando, me costaba tanto respirar.
Siempre creí que por haber entrenado a 2,200 o 2,700m me acostumbraría al
nivel, pero nunca imaginé que al acercarme a los 3,000 sería tan difícil.
Cuando llegué a ese punto aún faltaban 15minutos para el límite oficial del
paso y yo ya asumía que no terminaría la carrera pues pensaba que en algún punto
de control me quedaría por tiempo. Pero no imaginé quedarme en el penúltimo punto
al subir, creí que al menos llegaría al quinto punto (el del albergue y el
punto más alto de la carrera).
Regresaron la
pareja que ya habían sido alcanzados por la moto del rescatista. Silvia estaba
molesta, Tomás, lo tomó con más filosofía. Yo me sentía frustrado y abatido.
Pero después de contemplar que el clima había cambiado y se veían niebla, nubes
de lluvia y viento fuerte, pensé que era momento de retirarme y evitar un mayor
riesgo. Allí estaba muy fresco.
Asumiendo la situación, platicamos y comenzamos a relajarnos. Pedimos permiso
para regresar caminando, pero no nos dejaron. Así que esperamos el vehículo que
traía una persona más y que nos llevaría para Excola.
Río Jamapa. |
Comimos un poco y
nos hidratamos. En el inter de que llegaban a recogernos, Tomás nos llevó al
río Jamapa que pasa a menos de 2km de donde estábamos. Allí, es un riachuelo
minúsculo que cuesta trabajo creer que se convierta en un río tan grande.
Finalmente
regresamos en la camioneta a Excola y cuando llegamos nos ofrecieron más comida
(triángulos, como Tlacoyos de mi tierra, pero con esa forma geométrica), pan,
naranja, plátano, dulces, pan, café, papas, etcétera. Esperamos a ver a los primeros corredores
llegar. El primer lugar era un lugareño, que según cuentan sube y baja
caminando todos los días. Poco atrás iban gente del club Huilango y algunos
atletas más de otras partes del país. La primera chica en llegar venía bien,
pero al cruzar la meta se dejó caer y se puso mal. Rápidamente fue atendida y
se recuperó, pues sólo tenía algún malestar
menor. Llegaron más y más corredores,
todos eran escoltados desde las orillas del pueblo hasta la meta por los
niños que estaban maravillados con semejante evento.
Finalmente quiero
expresar mi gratitud y respetos para todos los organizadores del evento, el
Club Corredores Nocturnos (dónde tiene origen la idea de la carrera), a Iliana
(autor intelectual de la aventura), el ayuntamiento de Calcahuálco (que apoyó a
los organizadores y facilitaron a todo el personal del ayuntamiento para el
evento), los pobladores y a todos los
corredores con los que compartimos ese sueño y hazaña.
Aunque es la
primera edición del evento, se nota que Iliana y todo el equipo se esforzaron
por hacer de la carrera una de nivel profesional y a la altura de cualquier
Ultra Internacional. Tenía muchas dudas
sobre si participar o no, por esta razón; finalmente me inscribí y participe,
no me arrepiento. Nunca sentí correr riesgo, o que faltaran avituallamientos,
cuidados o precauciones. Al contrario, siempre me sentí muy cuidado. Aunque no
merecía medalla Iliana nos dio el honor a los que no terminamos el trayecto, ya
guardo en mi colección con cariño y recuerdo de esa derrota.
Y como toda
derrota, he tardado en asimilarla; pero ahora reviso mis fallas y destaco las
siguientes: mi entrenamiento se quedó corto en distancias y ritmos, debí
entrenar más ocasiones en altura y en una mayor altura a la que entrenaba
(sobre los 3,000msnm en los siguientes entrenamientos), mi mochila pesaba
demasiado de manera innecesaria pues llevaba comida que no necesitaba pues los
puntos de avituallamiento estaban sobrados de comida y con variedad (pude haber dejado solo unas barritas,
arándanos y chocolates, y dejaría al menos 1.5kg de fruta); también podría
haber llevado 1L menos de agua, pues aunque estaban muy distantes entre sí, no
era necesario más de 2L. Quizá no me
vendría mal un poco de entrenamiento de fuerza en piernas para la siguiente
ocasión.
Regresando a Excola. |
Finalmente, fue
un carrera que disfruté y mucho. Cada paisaje, riachuelo, colina y todas las
vistas son hermosas. Conocí gente muy linda y fraternal; conviví con personajes
del mundo de los Ultras y tuve una probadita de un reto como es el UMAM. Seguro
que el año que entra estaré allí y procuraré prepárame más para terminarlo.
Time Over, Fede, You Loose!
Citlaltepetl Wins!
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