Billy...

Y la casa se hizo silenciosa, a pesar de que hay niños. Era un día despejado y cálido, a pesar de las lluviosas e inquietas noches que le precedieron. Me llamaron para darme la noticia cuando estaba haciendo una presentación a unos clientes, ya el día no había comenzado fácil y la noche había sido tortuosa. Por desgracia estaba fuera de la ciudad, me hubiera gustado estar allí, a su lado. 

Billy.

A pesar de que no era una perrita vieja, había decaído rápidamente los últimos 10 días. Después de la operación en que le extirparon la matriz y parte de sus tetillas por tumores, se había recuperado y los últimos 12 o 14 meses habían estado muy bien. No tenemos claro su edad exacta pero rondaba los 11 años, siempre había sido muy sana e independiente. 

Comenzó hace poco más de una semana con una tos que nos había hecho pensar en una infección. No respondió al antibiótico; además el antibiótico le había irritado su sistema digestivo y vomitaba la medicina. Después de unas placas (radiografías) la Doctora se dio cuenta del problema real: una serie de tumores en su corazón y sus pulmones. Además, el corazón estaba demasiado grande.  Pensábamos que se recuperaría y nos acompañaría un tiempo más prolongado.  

Me dolía ver un poco la cantidad de medicamento que le tenía que dar, pero era más triste aún ver como estaba perdiendo control de sus movimientos.  Fue impactante cuando le dio la primera convulsión, y lamentablemente no fue la única que sufrió. El consuelo que me queda es que solo agonizo unos días.

Estando prácticamente sola, padeció alguna convulsión y murió. Partió dejando mucha tristeza en casa...  Un hueco...  Su recuerdo seguro que permanecerá como el de otros peludos compañeritos que ya se han adelantado. 

Siempre fue cariño y amistad... Fiel y Noble... Y no hay mejor bienvenida que la de Billy. Te extrañaremos y recordaremos... Ahora descansa, duerme, ya no hay dolor ni sufrimiento para ti. Gracias por acompañarnos este tiempo y darnos todo ese cariño.

DEP.  

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